Las Escuelas Reggio Emilia, situadas en Italia, en
la región que le da nombre, son creadas en 1945 a raíz de la inquietud de un
grupo de mujeres que desean que sus hijos reciban una educación más creativa de
la que propone el sistema en ese momento. En un principio estuvieron
gestionadas por los ciudadanos hasta que
consiguieron la gestión municipal.
Loris Malaguzzi (1920-1994), maestro y pedagogo, fue
el impulsor e inspirador de este proyecto, proponiendo un aprendizaje basado en
la búsqueda y la experimentación, apoyado en dos teorías, Los 100 lenguajes, que hace referencia a todos los modos que tienen
los niños de comunicarse y representar el mundo, y La noción de Atelier, que justifica la importancia del uso de un
taller en la escuela.
El método se sostiene en la escucha, las relaciones
humanas, la creatividad, la presencia del taller, la colaboración comunitaria,
la participación de las familias y la calidad del espacio, al que se le otorga
gran importancia. Debe ser acogedor y cómodo e inspirar serenidad y calma y su
disposición debe motivar los encuentros, la comunicación y las relaciones.
Con respecto a la metodología, no existe un
contenido que enseñar a los niños decidido previamente, sino que se ayuda a los
mismos a investigar y aprender sobre aquellos contenidos por los que muestran
interés. Posteriormente se realiza la evaluación, mediante la observación,
sobre los contenidos aprendidos. De esta forma el maestro se convierte en un
mediador entre la curiosidad del niño y los conocimientos, estableciendo con él
una relación de igual a igual, escuchándole, dejando que tome la iniciativa y guiándole
hacia un aprendizaje productivo. Para ello, es preciso que el maestro tenga un
punto de vista amplio y complejo y esté en un proceso de formación continua,
sintiendo la necesidad de enriquecerse cada día más.
Para llevar a cabo esta metodología, el niño tiene
que contar con materiales que le permitan experimentar, explorar y expresarse.
Predomina el uso de materiales naturales. También utilizan mesas de luz, en las
que los niños hacen formas con arena, y murales en los que dibujan y pintan. También construyen
composiciones inventadas por ellos mismos con objetos de diversos materiales y
tamaños.
Este método de trabajo se desarrolla con dos
maestros, un tallerista y un pedagogo por cada 20 niños.
El modelo de escuelas Reggio Emilia está marcando
tendencia. Algunas escuelas, incluso públicas, están inspirando su metodología
en este modelo. Alfredo Hoyuelos, pedagogo, ha impulsado y desarrollado este
método en algunas escuelas infantiles de Pamplona.
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